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CÓMO NO PERDER EL ALMA EN LA CARRERA DEL ENGAGEMENT

JOSHUA ROLA | SENIOR MEDIA & PRECISION MARKETING MANAGER EN PERNOD RICARD

Todo empezó con un brindis.

Era verano, terraza al atardecer, amigos de toda la vida. Uno de ellos levantó su copa y dijo: “Esto no es para Instagram. Esto es para nosotros”. Y todos asentimos. Ningún teléfono salió del bolsillo.

Días después, revisando el performance de una campaña de social media, me vino esa escena a la cabeza. Habíamos conseguido miles de likes, buen CTR, incluso shares. Pero en los comentarios… nada. Silencio. Una coreografía vacía de pulgares arriba. Fue entonces cuando me pregunté: ¿Estamos haciendo contenido para gustar o para importar?

En un entorno donde la atención dura menos que una historia de Instagram, es fácil caer en la trampa del “like fácil”. Pero como decía Jeff Bezos: “Tu marca es lo que dicen de ti cuando tú no estás en la habitación”. Y un like no siempre habla, una conversación sí.

Nosotros, como marca, no vendemos solo un líquido. Vendemos momentos, experiencias, conexiones e historias compartidas. Y si nuestro contenido no refleja eso, no estamos construyendo marca, solo estamos llenando nuestro feed.

Vivimos en la economía de la atención, sí, pero como recuerda el filósofo Byung-Chul Han, “la atención es hoy un recurso escaso que se explota sin descanso”. ¿Y si en lugar de explotarla, la cuidáramos? ¿Y si en vez de buscar viralidad, buscáramos verdad?

Porque al final, un verdadero engagement no se mide por la cantidad de reacciones, sino por la calidad del vínculo y la resonancia. Un DM de alguien diciendo “este post/contenido me recordó a mi padre” vale más que 10.000 likes. Eso es brand love. Eso es construir algo que perdure más allá del scroll.

Así que la próxima vez que veas un pico de interacciones, pregúntate: ¿te quieren… o solo te están viendo? Porque el gran reto de las marcas no es hacerse virales. Es hacerse memorables.

Y eso, como todo lo bueno, lleva tiempo. Pero también alma.